Fue en el año 2000 y gracias a la acción de la asociación "Modamio Recupera" , cuando se salvo de las garras de un nefasto destino a la iglesia de este modesto pueblo del municipio de Retortillo. Ya terminadas las obras y como símbolo de lucha contra la despoblación y el abandono de la provincia, esta asociación colgó en la puerta de la iglesia este curioso texto, en el que el templo cobra vida para contarnos su experiencia propia sobre el éxodo rural. Sin duda merece la pena echarle un vistazo...
Yo, iglesia de Modamio te quiero contar:
que he pasado en estos últimos treinta años, la peor experiencia de mis ochocientos años de vida y de historia: "creí que ya no existía el tiempo"; "que se había parado, para siempre, el reloj de pared en la casa del abuelo", "que nadie respiraba a mi alrededor", incluso desde la soledad de mi campanario, "llame a mis seres queridos del cementerio"... y "no entendía su voz"; solo el viento azotándome sin contemplaciones, el agua destrozándome por fuera y por dentro, me hacían despertar, pero... ni siquiera el sol de agosto, "cubriendo todo mi ser", me hacía revivir.Tampoco el olmo de la plaza, "amigos desde la infancia", quiso seguir a mi lado peleando, resistiendo, aguantando, ... él también se fue (o mejor se lo llevaron) y... me sentí muy sola.
Solo el monte del Otero (y tu "pariente" la Vitiruela), que estabas "antes de que yo llegara", me ha acompañado sin fisuras en mi caminar; y hoy para conocimiento de todos, Monte del Otero, te declaro, "mi amor eterno". Has estado, estas y estarás siempre a mi lado.
Bueno, a decir verdad, también vosotros pajarillos del cielo habéis cantado para mi. Y os lo agradezco.
Pero un buen día, como si de un rayo de esperanza se tratara, oí voces en mi interior, pisadas en mis bóvedas, "miradas transparentes que cruzaban mi intimidad", y sentí un "gran cosquilleo" por todo mi ser.
Descubrí "la sonrisa de mi campanario", "el movimiento pendular de mi veleta, como alocada cola de perro", "la puerta de entrada bailando sin parar sobre su quicio". Abrí mis ventanas y por ellas proclamé mi alegría a voz en grito, de campanario en campanario..., hasta donde mi garganta dió de si...y grité: ¡estoy viva!
Aquella noche dormí tranquila, y sosegada. Era tiempo de esperar...y...esperé.
Cuando por fin llegó el "hacedor", sentí la fuerza de su brazo musculoso actuando sobre mi viejo y andrajoso vestido, ...y retiró mis viejas tejas, mis viejas tablas, mis viejas maderas..., ¡y me sentí desnuda!
Pero en un respiro, sin tener tiempo a reaccionar, "pasó el medidor y midió", "el artista y diseño", "el maestro y confeccionó el vestido más bello que yo podía soñar".
Desde mi gratitud de iglesia madre, brindo por todos vosotros que habéis hecho posible esta realidad.
Iglesia de Modamio, aquí y ahora.
Pasé por este pueblecito hace 2 años en un viaje cicloturista de un par de días por tierras sorianas. El pueblo se veía habitado pero totalmente vacío el día que llegamos nosotros,con todas las casas cerradas.
ResponderEliminarRecuerdo haber visto la huella de "Modamio recupera" en alguna casa mas del pueblo.
Encomiable iniciativa.
Imposible sentir más soledad que la de estos pueblos durante los duros meses de la pandemia de Covid-19: Modamio, Ines, Madruédano, Valdenedizo, Valderromán y tantos otros de la España en el patíbulo. Ojalá esos fondos que destinará Europa a la recuperación económica redunden de alguna manera en estos lugares olvidados de inconmensurable belleza
ResponderEliminarPues fijaos que he recorrido toda la provincia de Soria. Toda menos esta zona. Os prometo que no tardando lo haré y claro está iré a visitar vuestra Iglesia. Felicitaros por vuestra iniciativa altruista. Hasta pronto .
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