domingo, 31 de agosto de 2014

LA BATALLA DE OSONILLA, PARTE DE GUERRA DEL BRIGADIER JOSÉ DURÁN

El 30 de noviembre de 1811, pocos meses antes de la toma de Soria por parte de las tropas españolas al ejército napoleónico, acaeció en las inmediaciones del pueblo de Osonilla una victoria clave, que llenaría de moral a las divisiones nacionales que luchaban por el control de toda la provincia.
Junto con el apoyo de las tropas del Batallón de Numantinos, Soria y la Rioja, el BrigadierJosé Durán, regresó desde Villalengua (Zaragoza) con el motivo de sorprender a un convoy de soldados franceses que regresaban de con la recaudación de  la Villa de Berlanga de Duero y los cuales  contaban con 1000 efectivos. Tras una breve batalla en Osonilla, el enemigo roto y desorganizado fue perseguido hasta el pueblo de Navalcaballo, en donde dio por finalizada la contienda con inmejorable resultado para los nuestros tal y como se relata en el parte de guerra que el mismo Brigadier y el capitán general Joaquín Blake relataron para el alto mando.
Retrato del Capitán General Joaquín Blake


Excelentísimo Señor,

Cuanto me propuse en el oficio que dirigí a V.E. con fecha 28 del próximo pasado desde Villalengua, todo se verificó y aún  más de mis esperanzas: reunidas considerables fuerzas enemigas de ambas armas en número de ocho mil hombres al mando del General de División Musnier Sobre Daroca y el campo de Cariñena, no me era posible sostenerme a su frente con las mías, que apenas llegaban a la cuarta parte, y así tuve que retirarme para observarlas desde este punto.
Felizmente en esos momentos me llegó un confidente con la noticia de que la guarnición de Soria había salido con 800 de infantería (que fueron 1000) y de 70 a 80 caballos con dirección a Berlanga, y con objeto de arruinar el país con sus robos acostumbrados, que ya llegan a la clase de saqueo. El mal que preveía era grande e inexplicable, Sr. Excmo.; mi presencia en Aragón en aquella sazón inútil, y en los campos de Berlanga ó Caracena de la mayor importancia; pero era menester vencer poderosos inconvenientes y volar, porque el tiempo debía ser muy preciso. Formé el plan junto a los jefes, les comuniqué mis órdenes para rapidez de la marcha e impedir todo aviso, facilité las raciones, puesto que ofrecía bastante dificultad, y la emprendí para buscar a unos enemigos que se hallaban a más de veinte leguas de distancia: se asombraron en los pueblos de la provincia al verme en ella con las tropas de mi mando sin saber el objeto; llegué a Almazán, sabía que los enemigos debían hacerlo en aquella noche a Berlanga, y que para el día siguiente habían pedido raciones en el lugar de Quintana Redonda; con estos antecedentes y sin perder de vista todas la precauciones que exigía el caso para facilitarme noticias y evitarlas a los enemigo, dispuse que la tropas saliesen a las dos de la mañana del 30 para llegar al amanecer a aquel pueblo. Así se verificó; pero habiéndome adelantado y observado, que aquel punto no ofrecía ventaja ni proporción para una sorpresa y ataque decisivo; enterado de que en él se había mandado la reunión de raciones, y de que en la ruta que debían de traer había un monte a la distancia de una legua corta, donde podrían situarse las tropas oportunamente, determiné que desde luego se dirigiesen con guías, como se hizo; verificándose la colocación en el modo más ventajoso que ofrecía el terreno: el batallón de Numantinos, emboscado sobre el frente del camino, a una corta distancia de la entrada en el monte; el de Soria a su derecha a la izquierda Rioja, compañía de artillería y la caballería: todos en bellas posiciones.
Un correo interceptado escrito en la noche anterior por el comandante de la columna al de la guarnición, en que la hablaba de su llegada a ella al día siguiente con los granos, efectos y dos prisioneros brigantes empleados  de la Real Hacienda, que después fueron rescatados, me aseguró de que aquella caminaba con la mayor tranquilidad y muy distante del suceso que la esperaba: entre nueve y diez de la mañana se avistó como a la distancia de una legua; arengué a las tropas que no necesitaban ser animadas pero si de contenerlas y hacerlas concebir que debían observar el sagrado derecho de la humanidad con aquellos mismos enemigos que jamás la habían usado con nosotros: se acercan por fin, llegan al pueblo de Osonilla, se detienen en el para hacer un alto de descanso y de refacción (Alimentarse) y una partida descubridora de caballería que entró en el monte con el mayor descuido, advirtió sin duda la emboscada; grita, retrocede y la alarma se hace general; salen nuestras valiente tropas del monte , perdiendo la ventaja que este ofrecía a la llanura y pueblo donde se refugiaban los enemigos; estos forman diestramente su columna, contienen con una descarga por un momento el ímpetu de nuestra caballería y que había arrollado mucha parte; la infantería se vio en la precisión de cargarse sobre la derecha; forma allí la batalla, y aquellos llenos de terror determinan abandonar el pueblo y emprender la marcha en su formación de columna apoyándose sobre el monte, cargando a su vez ya la caballería y la infantería. Y en estos movimientos alternativos el soldado español no perdonó al enemigo, y este se obstina también en no querer ser perdonado: de aquí una mortandad espantosa y la escena ofrecía a mi alma sensible un contraste penetrante; la victoria luchada con el horror; la gloria por una parte, muerte por otra; seguiase el alcance de una retirada precipitada; muchos de los franceses se dispersaron por el monte, otros que se rendían disfrutaron ya la ventaja del cuartel, y no pocos quedaban cadáveres sobre el camino; la persecución duró por espacio de tres leguas cortas, y hasta el pueblo de Navalcaballo, distante una legua larga de Soria; allí mande hacer alto y tocar llamada para la reunión en consideración al cansancio de la tropa, la necesidad de tomar alimentos y porque la noche se aproximaba y aun había que andar cuatro leguas para volver a Almazán: todo se verificó satisfecho, yo de haber alcanzado una de aquellas victorias que pueden ocupar un distinguido lugar entre las inmemorables , y asegurado de que mandaba unas valiente tropas que no puedo bien elogiar.

El fruto de esta jornada, que puede merecer el nombre de celebre por el modo en todas las circunstancias por la ejecución y por el resultado, ha sido hacer perder a los enemigos de la guarnición de Soria 600 hombres por lo menos, más de dos terceras partes muertos entre ellos tres oficiales, muchos heridos habiendo entrado en aquella capital 113, de los cuales habían muerto 12; y cuarenta y seis prisioneros, que con los otros veinte que tengo en mi poder de las funciones anteriores, remitiré a la disposición de V.E.  

Croquis esquemático de los movimientos. Pulse en la foto para ampliar



-Portal de Archivos Españoles (PARES) ; Acción de Osunilla, en las inmediaciones de Almazán, por las tropas del brigadier José Durán.
- Soria. Sus monumentos y artes. Don Nicolás Rabal. Pag xcv Introducción.

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